miércoles, 24 de junio de 2009

La realidad del vih/sida en Cuba


La realidad del vih/sida en Cuba.
Por Lic. Roberto Cruz Cruz, ex-funcionario del Programa de vih/sida de Ciudad de la Habana en Cuba 2003-2007.

Aprovechando la publicación del artículo “Cierran Sanatorios para enfermos de sida” del Dr. Darsi Ferrer, Director del Centro de Salud y Derechos Humanos Juan Bruno Zayas con fecha del 17 de mayo de 2008; teniendo en cuenta mi basto conocimiento sobre este tema y haciendo honor a la verdad, decido presentar el siguiente artículo.

Como bien explica el Dr. Ferrer en su publicación, cito textualmente: “Los casos cuando son diagnosticados los recluyen en sanatorios, con el pretexto de enseñarlos a convivir con la enfermedad. De ese modo, los pacientes dependen de la autorización de una comisión médica, que decide si la persona en cuestión es “confiable” o no para reintegrarse a su comunidad.” – fin de la cita.

Este triste proceder estuvo en vigencia en Cuba desde la detección del primer caso, allá por los años 80 hasta el año 2006, cuando por presiones de las propias personas viviendo con vih/sida y de un excelente y valeroso grupo de funcionarios de salud se comenzaron a tomar acciones que llevaron a la extinción definitiva de estos dos sanatorios y el cambio institucional del que aún queda en existencia el “Centro de Atención Integral de Santiago de las Vegas”.

Durante muchos años en Cuba se violaron los derechos humanos de las personas viviendo con vih/sida. Eran encerrados en contra de su voluntad en estos llamados “sanatorios”, despojados de sus vidas cotidianas, alejados de sus familias, desprovistos de sus empleos y en condiciones de encierro o privación de la libertad por haber sido diagnosticados con vih/sida. Esta política es propia del Gobierno cubano en cuanto a las reiteradas violaciones de los derechos humanos de sus ciudadanos; apoyados en la Constitución de la República de Cuba y en sus legislaciones como todo sistema dictatorial quien para hacer cumplir estas leyes acudía con asiduidad a la fuerza policial, la amenaza, la degradación, el chantaje y la coacción.

Ahora bien, con todo respeto, si en algo no concuerdo con el Dr. Ferrer es con la aseveración de que la desaparición de estos centros de “reclusión” de las personas viviendo con vih/sida tenga algo que ver con el deteriorado estado de la salud pública cubana y mucho menos que sea perjudicial para estas personas. Es importante que aclare que no pongo en duda el descalabro del sistema de salud cubana, pero no fue ese el motivo de la extinción de los sanatorios.

La realidad es que gracias a la perspicaz acción de las personas que viven con vih/sida y la sensibilización y coraje de algunos funcionarios de salud en la Ciudad de la Habana se realizaron acciones, de las que fui uno de los protagonistas, que demolieron progresivamente las injustas leyes de los gobernantes cubanos que violaban excesivamente los derechos de estas personas.

Desde los años 80’s, cuando se diagnosticó el primer caso de vih en Cuba se tomaron medidas extremas con las personas que resultaban diagnosticadas como seropositivas al vih. Se dictaron leyes y se crearon "sanatorios" (campos de concentración para mantener restringidos a los pacientes). A estas personas se les mantenía en régimen de reclusión perpetua y solo podían visitar a sus familiares por algunas horas acompañados por dos o más militares y luego personal de seguridad de los sanatorios, bajo estrictas medidas de vigilancia.
En 1993 se estableció, a pesar de cierta resistencia del gobierno el llamado "Sistema de Atención Ambulatoria" que permitía la “reinserción” social de las personas viviendo con vih/sida, bajo ciertas y determinadas condiciones siendo esta condición revocable por decisión de cualquier funcionario de salud.
Aún así, la nueva resolución establecía la obligatoriedad de la internación en sanatorios a todos los recién diagnosticados. Eran sometidos a todo tipo de "estudios" sociales, médicos, psicológicos y sometidos a un tribunal que determinaba si regresaban a sus casas o se mantenían bajo internación sanatorial. La persona diagnosticada era sacada de su entorno social, familiar y laboral arbitrariamente, violando sus derechos y sin posibilidad de defenderse so pena de ser encarcelado.

Al comenzar a trabajar en este programa me di a la tarea de ayudar a poner fin a esta cruel metodología y gracias a Dios, sensibilizado mi jefe, se me permitió desarrollar una nueva modalidad de atención ambulatoria de los recién diagnosticados que solamente estaba destinada a personas del gobierno o favorecidos por ellos. Enfrentando una gran resistencia impulsé mi propuesta y fue presentada con éxito ante el Ministro de Salud quien la aprobó. También batallé para legalizar la reunión de estas personas en Equipos de ayuda mutua hasta llegar a conformar varias decenas de ellos. Finalmente en el Equipo de salud se logró la inserción de una persona viviendo con vih/sida como representante de este grupo. Recordemos que la asociación libre a cualquier grupo en Cuba está criminalizado por las autoridades.
Rindo tributo con este artículo a todos los que murieron de sida acallados tras los muros de los sanatorios, cuyo digno ejemplo sirvió de guía a los que lograron este importante cambio.

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